Sirenas

SIRENAS




Las sirenas son unas de las criaturas más comunes de las leyendas y el folclore de muchas culturas, especialmente las que han tenido contacto con el océano, siendo uno de los principales elementos de sustentación de su economía y su forma de ser. No sólo aparecen en libros e historias mitológicas, las leyendas de los marineros han mantenido vivo el mito de las sirenas, siendo criaturas que fascinan a los historiadores y humanos en general.

Existen varias versiones de estas criaturas legendarias pertenecientes a la cultura oral; por supuesto nos encontramos con las sirenas más amables y traviesas, o versiones mucho más terroríficas y malévolas. Engañan a los pescadores con su belleza y su canto, llevándolos hasta el fondo del mar cuando los atrapan para ahogarlos. Aunque originalmente, en la Antigüedad clásica, se las representaba como seres híbridos con rostro o torso de mujer y cuerpo de ave(similares al Ba de la mitología egipcia) que habitaban en una isla rocosa; a partir de la Edad Media adquirieron apariencia pisciforme, en Occidente se cambió la visión de las mismas desde el lanzamiento del Liber Monstrorum, un manuscrito anglo-latino del siglo VII o principios del siglo VIII que cataloga criaturas fantásticas. Desde entonces conocemos a las sirenas como híbridos entre mujeres y peces.

Por el momento, las sirenas no han salido del papel y los relatos y no exísten pruebas científicas de que existan o hubieran existido en la Tierra. Sin embargo, parece que un país posee la prueba de la existencia de sirenas reales desde hace cientos de años, protegiendo estos restos para que no se pierdan en el olvido. Este país es Japón, y probablemente esta sea una de las curiosidades menos conocidas del país en lo que concierne al turismo.

En Hakata-ku, uno de los siete barrios de la ciudad de Fukuoka, en el extremo norte de la isla Kyushu, se encuentra un templo llamado Ryuguji. Es bastante más pequeño que los impresionantes templos que estamos acostumbrados a ver de Japón. Sin embargo, es probablemente el único templo del mundo en el que, entre sus pasillos y salas, se guardan los restos de un animal mitológico. Este templo centenario, rodeado de grandes edificios modernos, oculta los supuestos huesos de una sirena desde el décimo tercer siglo, cuando el ejemplar supuestamente llegó a tierra.



En el marco de la mitología clásica, las sirenas son criaturas ligeramente difusas debido a su origen incierto, probablemente ligado al mundo de los muertos. Se trataba de seres con cuerpo de pájaro y rostro o torso de mujer, poseedores de una voz musical prodigiosamente atractiva e hipnótica con la que embrujaban a los navegantes que pasaban junto a sus costas y los conducían a la muerte. La tradición las hacía habitar en una isla rocosa del Mediterráneo frente a Sorrento, en el litoral de la Italia meridional.

Distintos relatos las hacen descender de los dioses fluviales Aqueloo —una versión las hacía proceder de su sangre cuando ésta fue derramada por Heracles— o Forcis, sea sin intervención femenina o con la de las musas EstéropeMelpómene o Terpsícore, relacionadas con el canto y el baile.
El primer testimonio escrito que se tiene de ellas es su mención en la Odisea de Homero, pero ya aparecían en representaciones artísticas de antigüedad mucho mayor, a menudo en monumentos y ofrendas funerarios. Se presume así su vínculo con el otro mundo, siendo muy plausible que al principio representaran iconográficmente a los espíritus de los difuntos y/o que se las considerara encargadas de transportar las almas al Hades.

En Medio Oriente: Las primeras historias conocidas sobre sirenas aparecieron en Asiria, antes del 1000 AC. El hecho de representarlas con medio cuerpo de pez se debe a la leyenda referida por Diodoro Sículo en la que Derceto ofendió a Venus y entonces la diosa le inspiró amor hacia un pastor. De este amor nació una niña, Semíramis, que llegaría a ser reina de Babilonia. Después de nacer su hija, también por obra de Venus, acabó el amor. Derceto, llena de ira, abandonó a su hija, hizo matar al hombre a quien había amado y se arrojó al agua dispuesta a suicidarse, lo que los dioses no permitieron. Así dio origen a su morfología anfibia. Esta diosa Derceto es muy similar a la figura de Atargatis la diosa siria con forma de sirena a la cual los peces le eran consagrados. La diosa fue adorada en templos en los que había grandes estanques, y, puesto que era la deidad que gobernaba los mares, sus sacerdotes solían vender licencias de pesca a los marineros.
En las Islas Británicas: Las sirenas se observaron en el folclore británico como presagios de mala suerte. Las sirenas también podrían nadar en agua dulce y llegar hasta los ríos y lagos y ahogar a sus víctimas, haciéndoles creer que eran personas que se estaban ahogando. En ocasiones, las sirenas podrían curar enfermedades. Algunas sirenas eran descritas como monstruos grandes de hasta 600 metros.
En la Península Ibérica: Las historias de sirenas también son muy famosas en la península, hay una gran cantidad de relatos acerca de mujeres-pez que seducen a los marinos, aunque en otros, estas ninfas son totalmente benevolentes.
Sirenas en la realidad
En la actualidad hay opiniones acerca de la existencia de estas criaturas mitológicas. Esta diversidad la encontramos en documentales y artículos que aseguran e incluso argumentan su existencia. Un ejemplo es una fantasía en forma de documental televisado en la cadena Animal Planet de Discovery Channel, Mermaids: the body found y muchas personas pensaron que eran pruebas de existencia.



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